Henry Ford, luego de trabajar como ingeniero en jefe de la Edison Iluminating Co. y en 1903 se estableció por su cuenta en Detroit, fundando Ford Motor Co. que bajo su presidencia llegó a ser la mayor fábrica de autos y tractores del mundo. Creó el automóvil más popular que ha existido, el famoso modelo T, llamado vulgarmente Fortingo, del que vendió 10.000.000 de 1908 a 1924, luego se superó con otros modelos como el V-8 que también logró gran difusión.
Los orígenes de su imperio
Los orígenes de su imperio
Aunque no aportó ninguna novedad mecánica respecto a los autos que habían fabricado los alemanes Gottlieb Daimler y Carl Benz, Henry Ford introdujo novedades relacionadas con su construcción en serie y con las ventajas económicas que proporcionaba a los futuros usuarios (el coche salió a la venta por tan sólo 200 dólares). Gracias al relativo éxito de ventas de su primer coche, en 1899 Henry Ford abandonó la Edison y se asoció con su antiguo taller mecánico para fabricar coches de encargo. Pero, debido a su fuerte carácter, a su comportamiento un tanto excéntrico para la época (pilotaba con éxito sus propios coches de carreras) y, sobre todo, a sus ideas empresariales revolucionarias, en 1903, cuando contaba cuarenta años, decidió fundar su propia compañía, la Ford Motor Company, donde pudo poner en práctica su propósito y construir un modelo estándar, en serie, para abaratar el costo y tener acceso al mayor mercado posible.
En Europa, la mayoría de las fábricas de coches habían sido fundadas entre 1880 y 1890 por la compañía Daimler, que en 1896 sacó a la calle el primer camión y en 1900 el primer automóvil verdadero (el moderno Mercedes), y por la Benz (ambas acabarían fusionándose para constituir la Mercedes Benz); pero en Estados Unidos, además de la factoría creada por Charles Edgar Durgea, la industria y producción de coches aún estaba sin desarrollar. Asociado con los hermanos Dodge, fabricantes de motores, Henry Ford, con tan sólo el 25% del total de las acciones, comenzó a cosechar los primeros éxitos y también los primeros problemas con sus socios. Los hermanos Dodge se inclinaban por la fabricación de un coche de lujo y de alto precio, mientras que Ford defendía lo contrario: un coche sencillo, popular y, sobre todo, barato. La idea principal de Ford era que, si fabricaba en serie los coches, los costos de producción del automóvil se reducirían notoriamente, lo cual contribuiría a bajar también el precio de venta en la calle, circunstancia que haría aumentar la demanda, el mercado y las ganancias. Optó por la compra del 58% de las acciones de los Dodge, y lanzó, a principios de 1908, la primera serie de su flamante Ford-T a un precio único y revolucionario en el mercado, 500 dólares, bastante bajo en comparación con los 2.000 dólares que constituían el precio medio de un coche por aquella época. El éxito fue total y las ventas se multiplicaron por cinco. Fue por aquel entonces cuando Ford, exultante y feliz, afirmaba: "Daré a cada americano un automóvil del color que prefiera, con tal de que sea negro". De repente, una gran cantidad de campesinos y obreros de las ciudades podían disponer de su propio vehículo, lo cual revolucionó incluso los hábitos sociales del país. El modelo Ford-T, que, según decía la propaganda, "podía hacer de todo, incluso lavar platos", se vendió solo, sin necesidad de una campaña publicitaria de grandes proporciones: en 1916 se vendieron medio millón de unidades, dos millones en 1923 y, para 1927 se había alcanzado la cantidad de 15 millones de Ford-T (todos ellos negros, por supuesto).
Desde el punto de vista empresarial, el secreto de Henry Ford fue el haber sabido combinar tres factores decisivos. El primero fue la normalización y la fabricación masiva de todas la piezas que componían el vehículo, de tal forma que, al congregar ordenada y racionalmente todas las piezas sobre la cadena de montaje, se podían ensamblar, en tan sólo 1 hora y 33 minutos, un centenar largo de unidades diarias listas para salir a la calle. El segundo factor fue la concesión a sus trabajadores de unos salarios bastante altos (de cinco dólares al día) con lo que logró a la vez: incrementar el nivel de vida de éstos, que inmediatamente pasaban a comprarse un Ford-T, y rebajar todavía más los precios de venta y estableció a escala nacional una red de concesionarios, vendedores y expertos agentes de publicidad, y, por último, fomentó otro sistema de pago revolucionario: la compra del coche a plazos.
Desde el punto de vista empresarial, el secreto de Henry Ford fue el haber sabido combinar tres factores decisivos. El primero fue la normalización y la fabricación masiva de todas la piezas que componían el vehículo, de tal forma que, al congregar ordenada y racionalmente todas las piezas sobre la cadena de montaje, se podían ensamblar, en tan sólo 1 hora y 33 minutos, un centenar largo de unidades diarias listas para salir a la calle. El segundo factor fue la concesión a sus trabajadores de unos salarios bastante altos (de cinco dólares al día) con lo que logró a la vez: incrementar el nivel de vida de éstos, que inmediatamente pasaban a comprarse un Ford-T, y rebajar todavía más los precios de venta y estableció a escala nacional una red de concesionarios, vendedores y expertos agentes de publicidad, y, por último, fomentó otro sistema de pago revolucionario: la compra del coche a plazos.
Durante el periodo comprendido entre 1937 y 1941, la Ford fue la única empresa de vehículos que no reconocía de modo oficial a ningún sindicato. En un juicio oral ante la Corte Nacional de relaciones laborales, Ford fue condenado por violar repetidamente la ley nacional sobre relaciones laborales. Los hechos que se le imputaron fueron elevados mediante una apelación ante los juzgados federales. Se le obligó a negociar un contrato tipo, tras el éxito de la huelga que los trabajadores de su principal fábrica de River Rouge, Michigan, llevaron a cabo en abril de 1941.
Ford estaba contra la organización de la mano de obra y se opuso resueltamente a la formación de sindicatos durante años. Las relaciones laborales estaban en manos del célebre Ford Servíce Department dirigido por un hombre brutal: Harry Bennett. Ford, confiaba ciegamente en ese hombre, antiguo boxeador profesional, que siempre empuñaba un fusil y guardaba una diana en su despacho. Henry Ford, que durante un tiempo había sido el ídolo de los trabajadores, él se consideraba a sí mismo como un trabajador corriente y que aborrecía a los capitalistas, llegó a ser conocido como explotador.
No extraño, por consiguiente, que entre las manifestaciones protesta y las marchas que tuvieron lugar en Estados Unidos durante la Gran Depresión, estaban los desocupados de Detroit; un ejemplo será la manifestación de la primavera de 1932 donde el enfrentamiento entre los trabajadores y la seguridad de Ford culminaron con 4 manifestantes muertos y veinte heridos. La tragedia confirmó la hostilidad de Ford hacia los sindicatos y acentuó la pésima reputación que tenía entre sus empleados. Siguieron más años de violencia negándose Ford a tratar con los sindicatos.
Para cuando se desarrolla la segunda guerra mundial será por primera vez que les reconozca la legitimidad a los mismos.
Anécdota: En 1914, Ford duplicó el salario diario en sus fábricas, llevándolo de 2,5 a 5 dólares. Pero para acceder al aumento, los obreros debían cumplir los siguientes requisitos: ser hombre, tener 6 meses de antigüedad en el trabajo, no fumar, ni beber, ni frecuentar bares y ser mayor de 21 años. De esta manera, el trabajo en las fábricas Ford implicaba el respeto a pautas morales cuyo principal objetivo era eliminar el ausentismo y asegurar que el salario se invirtiera en la compra de artículos que sostuvieran la demanda interna. (http://www.me.gov.ar)
Para cuando se desarrolla la segunda guerra mundial será por primera vez que les reconozca la legitimidad a los mismos.
Anécdota: En 1914, Ford duplicó el salario diario en sus fábricas, llevándolo de 2,5 a 5 dólares. Pero para acceder al aumento, los obreros debían cumplir los siguientes requisitos: ser hombre, tener 6 meses de antigüedad en el trabajo, no fumar, ni beber, ni frecuentar bares y ser mayor de 21 años. De esta manera, el trabajo en las fábricas Ford implicaba el respeto a pautas morales cuyo principal objetivo era eliminar el ausentismo y asegurar que el salario se invirtiera en la compra de artículos que sostuvieran la demanda interna. (http://www.me.gov.ar)